Buenos Aires posee un patrimonio arquitectónico desconcertante y sugestivo. Las múltiples fuentes de inspiración y la tendencia local a la reelaboración consolidaron en los dos últimos siglos una herencia artística vasta y ecléctica. Este blog pretende mostrar a través de fotografías algunos de esos detalles que suelen escaparse a quien camina sin mirar por donde pasa.

lunes, 10 de enero de 2011

Obelisco de Buenos Aires



El obelisco de Buenos Aires es un Monumento Histórico Nacional ícono de la ciudad de Buenos Aires, Argentina. Emplazado en la Plaza de la República, en la intersección de las avenidas Corrientes y 9 de julio, fue construido con motivo del cuarto centenario de la primera fundación de la ciudad.
La obra comenzó el 20 de marzo de 1936 y fue inaugurada el 23 de mayo de ese año. Fue diseñado por el arquitecto Alberto Prebisch (uno de los principales arquitectos del modernismo argentino y autor también del vecino Teatro Gran Rex, en Corrientes y Suipacha), a pedido del intendente Mariano de Vedia y Mitre (nombrado en la presidencia de Agustín Pedro Justo). Con respecto al motivo de la forma del monumento Prebisch dijo:
“Se adoptó esta simple y honesta forma geométrica porque es la forma de los obeliscos tradicionales... Se le llamó Obelisco porque había que llamarlo de alguna manera. Yo reivindico para mí el derecho de llamarle de un modo más general y genérico «Monumento»”.
La construcción del obelisco estuvo a cargo de la empresa alemana G.E.O.P.E.- Siemens Bauunion - Grün & Bilfinger, la cual finalizó su obra en el tiempo record de 31 días, para la que empleó a 157 obreros. Maximizando el aprovechamiento del tiempo se utilizó cemento Incor de endurecimiento rápido y se fue construyendo por secciones de 2 metros para facilitar el volcado del hormigón.
Su altura es de 67,5 m, y de estos 63 m son hasta la iniciación del ápice, que es de 3,5 m por 3,5 m. La punta es roma; mide 40 cm y culmina en un pararrayos que no logra verse por la altura, cuyos cables corren por el interior del Obelisco. La base tiene 6,80 m de lado.
Tiene una sola puerta de entrada (en el lado oeste) y en su cúspide hay cuatro ventanas, a las que sólo se puede llegar por una escalera recta de 206 escalones con 7 descansos cada 8 m y uno a 6 m.
El 20 de febrero de 1938, Roberto M. Ortiz sucedió a Justo, y designó como nuevo Intendente de la ciudad a Arturo Goyeneche. En junio de 1939 el Concejo Deliberante sancionó la demolición del Obelisco por Ordenanza Nº 10.251, aduciendo razones económicas, estéticas y de seguridad pública. Sin embargo la ordenanza fue vetada por el Poder ejecutivo municipal, caracterizándola como un acto carente de valor y contenido jurídico, ya que altera el estado de cosas emanado del Poder Ejecutivo, y que se trataba de un monumento bajo jurisdicción y custodia de la Nación, a cuyo patrimonio pertenece.
En donde se emplaza el Obelisco, previamente, debió demolerse la iglesia dedicada a San Nicolás de Bari. En ella se había izado oficialmente por primera vez la Bandera Argentina dentro de la ciudad de Buenos Aires en 1812: dicha circunstancia se recuerda en una de las inscripciones del lado norte.
Para su construcción, que costó 200.000 Pesos Moneda Nacional, se utilizaron 680 m³ de cemento y 1360 m² de piedra blanca Olaen de Córdoba. El tendido de la línea del subte «B» favoreció la construcción del monumento, pues facilitó la colocación de los cimientos sobre los túneles formándose la base de hormigón de 20 m de lado y 1,50 m de altura sobre vigas de 1,80 m de alto que se apoyan en los costados sobre zapatas del mismo material de 1,20 m de alto y de 3 m y 4 m de largo respectivamente. La losa plana del techo del túnel del subte permite el paso de la losa de fundación del obelisco.
Como consecuencia de algunos desprendimientos del revestimiento de piedra, que ocurrieron en la noche del 20 al 21 de junio de 1938, al día siguiente de haberse realizado en el lugar un acto público con la presencia del presidente Ortiz, se decidió eliminar dicho revestimiento en 1943, y se lo reemplazó por uno de cemento pulido realizándole hendiduras que simulan las juntas de las piedras. Al quitarse las lajas no se tuvo en cuenta que se retiró una leyenda que decía «Alberto Prebisch fue su arquitecto».
La estructura del mismo, basada en la estética racionalista, generó más de una polémica entre los partidarios de la renovación de la ciudad y los sectores más tradicionalistas. Actualmente ya se lo considera como un ícono de la ciudad.
El Obelisco es frecuentemente utilizado como punto de reunión de diversas manifestaciones, las que abarcan también las avenidas 9 de julio y Corrientes que lo rodean, hecho similar al que ocurre en Plaza de Mayo.
El 20 de septiembre de 2007, conmemorando los 150 años de las relaciones bilaterales entre Argentina y Alemania, el obelisco amaneció cubierto con una tela de 60 m² con los colores de las banderas de esos países. Además se ajustó un nuevo sistema complementario de iluminación que fue donado por la embajada de Alemania y empresas de ese país (Allianz, Osram y Siemens) que apoyaron la celebración.
En el frente que da al lado sur, en su base, en un muy pequeño rectángulo, se encuentra escrito este soneto de Baldomero Fernández Moreno, que escribió durante una cena de homenaje en el Alvear Palace Hotel a Prebisch (según la anécdota lo escribió en una servilleta y se lo entregó a su esposa):
El Obelisco
¿Donde tenía la ciudad guardada
esta espada de plata refulgente
desenvainada repentinamente
y a los cielos azules asestada?
Ahora puede lanzarse la mirada
harta de andar rastrera y penitente
piedra arriba hacia el Sol omnipotente
y descender espiritualizada.
Rayo de luna o desgarrón de viento
en símbolo cuajado y monumento
índice, surtidor, llama, palmera.
La estrella arriba y la centella abajo,
que la idea, el ensueño y el trabajo
giren a tus pies, devanadera.

Fuente: Wikipedia


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1 comentario:

  1. La visita por el interior del obelisco de la que se habla, se puede ver en la película "Pizza, Birra y Faso". La verdad que es una lástima que esta visita no se pueda realizar más, habrá que contentarse con mirarlo desde atrás de las rejas o saltar las mismas en un impulso por quebrar las leyes y abrazarlo un rato, pero no es del todo recomendable ya que la zona es de las más transitadas de Bs.As. y hay muchos policías rondando todo el tiempo.

    Josefina A. - Josefina - Alojaminto en Buenos Aires

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