Como recuerdo del paso de Don Juan Manuel de Rosas por el lugar, y no existiendo ya lo que fuera su residencia en el área central de la quinta, donde hoy se cruzan las avenidas Sarmiento y del Libertador, sólo había quedado un árbol, que según recrea la leyenda era llamado en esos tiempos "el Aromo de Manuelita" o "el Aromo del Perdón", a cuya sombra Manuelita Rosas solía requerir de su padre mayor indulgencia para algunos de sus adversarios en desgracia. El sitio donde se hallaba el retoño nacido de ese árbol fue preservado como lugar histórico, y en el año 1974 se dispuso, por medio de una resolución, que se efectuaran mejoras en su entorno, a los efectos de que el mismo quedara debidamente señalizado.
En el libro Estampas del Pasado II, de José Luis Busaniche podemos leer en una carta que se transcribe, escrita por William Mac Cann, sobre la influencia que tenía Doña Manuelita Rosas en las decisiones políticas de su padre:
“...Cuando me presenté de visita en su residencia, encontré reunidas, bajos las galerías y en los jardines, a muchas personas de ambos sexos que esperaban despachar sus asuntos. Para todo aquel que deseaba llegar hasta el general Rosas en carácter extraoficial, la hija del Dictador, doña Manuelita, era el intermediario obligado. Los asuntos personales de importancia, como confiscaciones de bienes, destierros y hasta condenas de muerte, se ponían en sus manos como postrer esperanza de los caídos en desgracia. Por su excelente disposición y su influencia benigna, doña Manuelita era para con su padre lo que la emperatriz Josefina fué para Napoleón.
La hija de Rosas, que posee grandes atractivos, dispone de muchos recursos para cautivar a sus visitantes y ganar su confianza. En una de mis visitas a la casa, como su padre se encontrara ocupado, montó enseguida a caballo, y juntos nos echamos a galopar a través del bosque."
Fuente: cedom.gov.ar
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Hola Andrés! vaya historia la que nos compartes, es increíble como un relato que circula de boca en boca se puede transformar en leyenda, no? (bueno, hace dos mil años que también nos venden otra leyenda, pero éso dá para otro tema ...).
ResponderEliminarEstoy descubriendo tú espacio y queria darte las gracias por las palabras comentadas en el mio, es alucinante todo el trabajo de investigación que realizas y te felicito por el esfuerzo.
Sabes? lamentablemente hace años que estoy desencantado con Buenos Aires, yo era de los que la pateaban mirando todo para arriba y disfrutando de ella, hasta que un día me cansé de la violencia que se respira, del maltrato, del ruido insoportable que sólo lo sientes cuando no vives allí, de la incivilización, de la destrucción del patrimonio, de la ciudad tomada por los piqueteros, por los gobernantes de turno... uffffffff! perdona que sea tan pesimista, pero soy de los que ahora la llaman 'Malos Aires' y la verdad que ya no extraño nada de ella ...
Te dejo un abrazo y que tengas un gran año!
GUSPLANET
Gus, espero que esta ciudad vuelva a seducirte como alguna vez lo hizo. En este momento me vienen a la mente las palabras de Borges en sus versos a Buenos Aires... "No nos une el amor sino el espanto/ será por eso que la quiero tanto". Un abrazo para vos también, andrés
ResponderEliminarHola ahora ¿cómo ven a Buenos Aires? Yo en mi último paso este 2019 bastante mejor que en el 2015
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