Buenos Aires posee un patrimonio arquitectónico desconcertante y sugestivo. Las múltiples fuentes de inspiración y la tendencia local a la reelaboración consolidaron en los dos últimos siglos una herencia artística vasta y ecléctica. Este blog pretende mostrar a través de fotografías algunos de esos detalles que suelen escaparse a quien camina sin mirar por donde pasa.

jueves, 30 de diciembre de 2010

Edificio Bencich




Por encargo de los hermanos Massimiliano y Miguel Bencich, dueños de una empresa constructora, el arquitecto francés Eduardo Le Monnier diseñó en 1927 dos edificios enfrentados que conjugan elementos del clacisismo y el academicismo francés. La lámina que acompaña hoy esta edición corresponde al Edificio Bencich, de Av. Pte. Roque Sáenz Peña 615. Armónico, rematado por dos cúpulas que se ven favorecidas por la perspectiva diagonal, la altura respeta a rajatablas la zonificación, marca registrada de Diagonal Norte.
El remate de ambos edificios (Bencich y Miguel Bencich) se da por sus magníficas cúpulas que cierran de alguna manera estas cuatro esquinas determinadas por la Avenida Roque Sáenz Peña, Florida, Bartolomé Mitre y Rivadavia. El Edificio Bencich cuenta con balcones en el segundo y noveno piso y sus revestimientos exteriores están realizados con símil piedra parís. A pedido expreso de los constructores, Le Monnier diseñó un edificio de oficinas. Actualmente es un bien de Patrimonio Histórico. En esta obra se manifiesta su gran capacidad para componer volúmenes y para resolver los detalles. El orden de la fachada resulta monumental, y el remate, logrado a través de las dos grandes cúpulas de cinco pisos, refuerza la escala del edificio y la perspectiva de la Diagonal.
Fuente: almargen.com.ar

Palacio San Miguel






El cruce de las calles Bartolomé Mitre y Suipacha, en Buenos Aires, conserva mucho de la fisonomía de la urbe como era a fines del siglo pasado. En la esquina sudoeste, la antigua Tienda San Miguel continúa, por suerte, ostentando su airosa mole y la elegancia de su ornamentación.
Estratégicamente ubicado en el centro de la ciudad, a un paso de la City bancaria y financiera, y de las grandes avenidas -- de, Mayo, Nueve de Julio, Diagonal Norte --, a corta distancia de Plaza de mayo, el edificio de la Tienda San Miguel vegetaba, desde su cierre en 1976, en un semiolvido esporádicamente quebrado por la irrupción de un pequeño teatro (llamado precisamente, La Tienda), donde cantó Susana Rinaldi, o la filmación de películas: “El exilio de Gardel” (Fernando Solanas, 1985), “Gombrowicz, o la seducción” (Alberto Fischerman, 1985), “Sinfín” de Christian Pauls (1986). La incuria y hasta la amenaza de demolición, lo destinaban a la ruina. Pero la firma propietaria del solar, Ianua S. A. , resolvió, en gesto poco habitual y, por eso mismo, doblemente meritorio, recuperar la construcción para la ciudad, para el disfrute de sus habitantes, preservando el exterior y restituyéndolo a nuevo, y adaptando el interior, con cuidado extremo de no modificar su esencia, a nuevos usos.
La historia de la Tienda San Miguel comienza en 1857. La provincia de Buenos Aires continúa separada, desde 1854, del resto de la Confederación Argentina, y ha elegido gobernador a Valentín Alsina. No obstante las tensiones políticas, la ciudad de Buenos Aires sigue prosperando como ninguna otra urbe sudamericana contemporánea. Expresión de esta euforia de progreso y riqueza, nacida de la incesante expansión del  comercio internacional con los llamados “ frutos de la tierra” – cereales, cueros, lana, carne desecada --, la gran capital del Sur se regala  un teatro de ópera, el Colón, sobre la Plaza  de mayo, y el primer ferrocarril que surcó  suelo argentino. También se inaugura, el 23 de Julio de 1857, la tienda propiedad de dos jóvenes socios españoles. Elías Romero y Patricio Gutiérrez, en la calle de la Victoria -- hoy Hipólito Yrigoyen – número 756, entre las de Chacabuco y Piedras; la misma que más tarde se llamaría, al mudarse a Bartolomé Mitre, entonces la Piedad, y Suipacha, San Miguel, del nombre de la iglesia vecina.
A poco andar la tienda, que adquirió prestigio por la calidad de la mercadería y la esmerada atención, se alejó Gutiérrez de la firma y quedó al frente Elías Romero. Había nacido en Viniegra de Abajo, provincia de La Rioja (España), y arribado a la Argentina en 1852, poco después de que la batalla de Caseros, al terminar con el largo período de gobierno de Juan Manuel de Rosas, iniciara la transformación del país hasta convertirlo en uno de los más progresistas y ricos del mundo.
La ciudad de Buenos Aires era todavía, por entonces, la Gran Aldea, pero ya con ínfulas de metrópoli. De 90.000 habitantes en 1855, pasó a 128.000 en 1862 y a 286.000 en 1880. No fue casual que Elías Romero instalara su tienda cerca de la Plaza de Mayo, o de la Victoria: era el barrio de las grandes familias patricias que, si bien residían aún en casas grandes pero modestas y con relativa austeridad, empezaban a apreciar las comodidades que Europa proponía. Así lo expresa el historiador José Luis Romero en “La ciudad patricia, 1852-1880”: Un creciente mercado interno atraía a muchos productos manufactureros extranjeros – percales y muselinas, porcelanas y chocolates – que se exhibían en las tiendas de la calle Victoria o Perú y se consumían en el seno de las familias acomodadas que, poco a poco, pasaron de la sencillez republicana al lujo ostentoso de las nuevas burguesías”.
Llegó el momento en el que el local de Victoria al 700 resultó insuficiente para el volumen de operaciones y Romero adquirió entonces el edificio que varias generaciones conocerían como tradicional. Esto era en 1871, el mismo año en que Buenos Aires es diezmada por la epidemia de fiebre amarilla. En pocos meses, a partir de las fiestas de carnaval, la peste cobra nada menos que 13.614 vidas. Es presidente de los argentinos, desde 1868, Domingo Faustino Sarmiento. Un viajero europeo aporta estos datos: hay una librería por cada cien salones de billar, y entre 150 pulperías, bares o cafés . Las familias pudientes de la ciudad han iniciado, a raíz de la fiebre amarilla, el éxodo hacia la zona norte, como refleja el popular José S.Alvarez, Fray Mocho, en uno de sus más graciosos diálogos callejeros, “Me voy p’al Norte…”
En medio de tantas conmociones, Elías Romero emprende con serenidad la nueva etapa de sus negocios instala a su familia en los altos del flamante local. Son ya muchos los hijos, y muchas las actividades, no limitadas al comercio sino extendidas a las tareas agropecuarias. Desde el mirador de Suipacha y Piedad, Romero acaso atisbe con satisfacción el incesante vaivén de su clientela. Las principales casas de decoración y de modas, de Londres y de París, le envían sus novedades. Pero la San Miguel promueve también la industria nacional, pero no pocos artículos se confeccionan en sus propios talleres. Casi no hay residencia importante, hotel, embajada, o despacho de funcionario en la ciudad, cada día más populosa y espléndida, que no ostente algún aporte de la San Miguel: alfombras, cortinados, tapizados, adornos. También, ropa de mujer, de calidad, y accesorios de buen gusto que, desde las numerosas vidrieras en torno de las dos calles, atraen a las personas más exigentes, tanto que se hace indispensable, al ritmo del crecimiento de Buenos Aires, ampliar la tienda, una y otra vez. En coincidencia, casi siempre –y esto es curioso- con algún acontecimiento de recuperación en la comunidad. Se expande así el negocio, sobre Suipacha, o sobre Piedad, en 1880, primero, y luego en 1890. Años cruciales, ambos. En 1880 se federaliza por fin la ciudad de Buenos Aires como capital de la República, tras una larga lucha política que varias veces llega al enfrentamiento armado y que obliga al presidente Nicolás Avellaneda a trasladar provisionalmente la sede del gobierno a Belgrano, para desde allí derrotar al sublevado gobernador de la provincia, Carlos Tejedor. Es también el año de la elección del general Julio Argentino Roca como presidente, el hombre que resumirá a la denominada "generación del 80”, y también a la política argentina, durante mucho tiempo.
Elías Romero atraviesa las tormentas sin soltar el timón de su empresa. La cual se expande, no sólo en el área física ocupada por la tienda: la familia es numerosa, y las oficinas del sector ocupado en la actividad agropecuaria requieren la compra de una casa más, sobre la actual Bartolomé Mitre. Esta residencia, igualmente muy carácterística de un período de la arquitectura porteña, se incluye también en el proyecto de refacción y adaptación tan felizmente emprendido por IANUA.
Nueva ampliación, en 1899. Pero el primer Elías Romero no estará aquí para contemplarla: lo sucede su hijo Elías Romero Marull, quien conducirá hasta 1946. En este penúltimo año del siglo XIX, la argentina rebosa de euforia progresista. No es para menos: se alcanza, por ejemplo, la cifra récord de exportación de lana, 237 millones de kilogramos.
Ha llegado el momento de abordar a la tienda San Miguel tal como la conocieron las generaciones más recientes, y tal como los responsables de Ianua S.A. resolvieron conservarla. En 1926, Elías Romero Marull, confía a importantes especialistas, argentinos y extranjeros, la remodelación de un negocio que ya en 1911 había merecido la distinción de figurar, en una prestigiosa publicación británica, entre las tiendas más importantes de Sudamérica. El notable arquitecto José Julián García Núñez, a quien se deben algunos de los mejores edificios estilo “art Noveau” de Buenos Aires –entre ellos, el hoy mutilado Hospital Español-, se encarga de la obra. Con excelente criterio, respeta el edificio original, dotándolo, eso sí, del lujo y las comodidades que la época reclamaba. Mientras se efectúan las obras en la Tienda San Miguel, en ningún momento se deja de atender al público. Vale la pena –puesto que todo se conserva- recorrer los distintos rubros de la refacción de aquel año. Frentes e interiores son obra de Frederick Sage & Co., de Londres. Pilas tras del frente, con basamento de granito negro, fuste de mármol rosado de Syros, capiteles de bronce labrado: los mármoles se trabajan en el taller porteño de Castelpoggi. El equipamiento eléctrico responde a Lix Klett y Cía. Resulta una solución original, aún hoy mirada, el doble acceso por la ochava de Suipacha y Bartolomé Mitre, con su juego de vidrieras. Las mamparas de éstas, lo mismo que estanterías y vitrinas del interior, son de nogal italiano.
Rasgo característico del local, los magníficos vitreaux, en la claraboya del salón principal y de uno adjunto, y en el ventanal, abierto en la galería del primer piso, con la imagen del arcángel San Miguel, fueron hechos en Buenos Aires por la firma Antonio Estruch, y prueba su calidad el que hayan resistido, con daños mínimos (ya reparados, por cierto), el largo período de clausura el trajín de las filmaciones. Lo mismo que los pisos de parquet, a los que bastó rasquetear y pulir para que luzcan como nuevos.
En la nómina de los proveedores originales, figuran asimismo los siguientes carpintería metálica, estructuras de las claraboyas, barandas de hierro para la galería del primer piso y para las escaleras, A. Motteau Ltda.. En yesería, decoración en yeso, esculturas entre ellas, las elegantes ninfas y las hermosas máscaras que adornan el salón principal, casa Viuda de Pablo Bellergade. Revoques imitación piedra, del frente, Pablo Marzocca y Hermano. Marmolería del interior y escaleras, Germán Blanco.Carpintería, Luis Villa. Pintura, Degaudenzi y Silva. Artefactos de luz, Ruiz y Cia.. Evoquemos aquí, pues, a quienes con seguridad, a partir de pequeños talleres artesanales, convertidos luego en establecimientos importantes contribuyeron al progreso y a la belleza de nuestra ciudad. Tanto, que más de un espectador desprevenido de “El exilio de Gardel”, pudo creer que el escenario mostrado en el film, con sus valiosos detalles ornamentales, estaba en París y no en Buenos Aires.
Las esbeltas pilastras acanaladas del frente, de mármol rosado, llevan incrustaciones de bronce labrado, en el arranque de cada estría, muchas de las cuales desaparecieron, probablemente robadas por el valor del metal. Cada una de ellas ha sido repuesta en su lugar, y en réplica exacta del original. Bartolomé Mitre y Suipacha preserva así la más auténtica esencia de Buenos Aires. El Palacio San Miguel es una obra trascendente y un ejemplo para la comunidad.
Fuente: invabio.com.ar

martes, 28 de diciembre de 2010

Casa de los Atucha



La Casa de los Atucha es una de las pocas viviendas familiares de mediados del siglo XIX aún existentes en el centro histórico de la ciudad de Buenos Aires.
Se encuentra en la calle Suipacha 50, y se trata de una tradicional casa "a la romana", con sus habitaciones distribuidas alrededor de sucesivos patios. Posee una sola planta, y se destaca su fachada de estilo italianizante, con una ornamentación que en la actualidad es excepcional en Buenos Aires, ya que quedan pocos edificios de este tipo en pie.
La casona fue edificada en el siglo XVIII por el primer obispo de Buenos Aires, Manuel Azamor y  Rodriguez, y luego habitada por Jorge Atucha y Marcela Lima y sucesivas generaciones de la familia Atucha (emparentada con los Urquiza Anchorena), tradicionales españoles poseedores de estancias en la provincia de Buenos Aires, hasta mediados del siglo XX, conservando su mobiliario original.
Existe un proyecto para transformarla en un museo, pero hasta la actualidad no se ha podido concretar. A partir de 2010, y por pedido de la familia, la casona es patrimonio catalogado.
La residencia Atucha fue el lugar elegido para el escritor Marco Denevi para ambientar su cuento Ceremonia Secreta, de 1960

Fuente: Wikipedia

Galeria General Guemes










La Galería General Güemes es un edificio de estilo art nouveau que posee un pasaje peatonal interior de unos 100 metros de extensión con locales comerciales en dos niveles. Se encuentra en pleno centro de la ciudad de Buenos Aires, Argentina y es el primer edificio de dicho país construido íntegramente en hormigón armado.
Hacia la década de 1910 Florida era una de las calles con más movimiento comercial de Buenos Aires, y peatonal 10 horas al día. Sobre ella se habían edificado casas de clase alta en las últimas décadas del siglo XIX.
En el solar de la calle Florida 150 se encontraba desde 1830 una casa de altos (como se llamaba a las construcciones con un piso de altura) que adquirieron los salteños Emilio San Miguel y David Ovejero. En él planearon la edificación de un rascacielos, cuyo concurso de diseño ganó en septiembre de 1912 el italiano Francesco Gianotti, que había construido el Pabellón Italiano de la Exposición del Centenario en 1910, diseñado por su colega Gaetano Moretti.
El plan de San Miguel y Ovejero contemplaba un rascacielos que superara con creces el límite de altura permitido por el código de edificación de Buenos Aires, y la construcción de una sala de espectáculos en el subsuelo, lo cual estaba prohibido. Por lo tanto, el intendente municipal Joaquín de Anchorena tuvo que recomendar al Concejo Deliberante la aprobación de los planos, considerando la construcción como "un exponente del adelanto arquitectónico del municipio", y alegando que "facilitaría el desenvolvimiento del tránsito de peatones en esa zona de gran densidad".
Como condicionamiento se propuso la apertura de un pasaje peatonal de uso semipúblico, que atravesara el edificio, por lo cual fue necesario adquirir el terreno con salida al otro extremo de la manzana, propiedad del Banco Supervielle, sobre la calle San Martín. El banco se sumó al proyecto y quedó determinado que ambas construcciones debían representar una unidad.
Las obras comenzaron el 10 de marzo de 1913 y se desarrollaron con gran rapidez, a pesar del hundimiento del barco que transportaba los mármoles decorativos de la galería a causa de la Primera Guerra Mundial. En 32 meses los trabajos a cargo de la Compañía General de Obras Públicas (GEOPÉ) fueron concluidos con un costo de 15 millones de pesos fuertes, y el 15 de diciembre de 1915 se inauguró la Galería General Güemes, nombrada en honor al caudillo del norte argentino Martín Miguel de Güemes. Asistieron al acto (a cargo del Círculo de la Prensa) el presidente Victorino de la Plaza, el doctor Indalecio Gómez, el general José Félix Uriburu y los nietos de Güemes, Adolfo y Domingo.
Uno de los personajes destacados que vivió en un departamento de la Galería Güemes fue el escritor y aviador Antoine de Saint-Exupéry, que escribió allí su Vuelo nocturno. También Julio Cortázar solía recorrerla, y en su cuento "El otro cielo" la enlazó con la Galería Vivienne de París. En el teatro que funcionaba en el subsuelo actuaron entre otros Carlos Gardel y Pepe Biondi.
El 10 de septiembre de 1971 un incendio azotó la Galería Güemes, causando serios daños a su estructura e interiores. El frente de la calle Florida quedó destruido, y fue diseñada una nueva fachada de estilo moderno, con un muro cortina de vidrio, rompiendo el aspecto y la integridad del edificio original.
Luego de años de decadencia y pérdida de valor, la administración de la Galería Güemes decidió encarar trabajos de restauración del edificio, encargados al estudio del arquitecto Reinaldo Lemos en 2004. Se descubrieron las claraboyas, que estaban tapiadas con hormigón, se recuperaron pinturas murales y se llevaron adelante trabajos de enlucido de los bronces. En 2008, las obras generales fueron concluidas.
En abril de 2010, fue abierto al público el mirador de la Galería Güemes, permitiendo a los visitantes una vista en 360 grados de las alturas de Buenos Aires.

Fuente: Wikipedia

Edificio Antonio Pini







El edificio Antonio Pini se encuentra en Diagonal Norte 875, en el barrio de San Nicolás.

En la esquina triangular que se forma en la unión con la calle Sarmiento, aparecen dos gigantescas águilas, de volúmenes simples y detalles geométricos, con función de ménsulas.

Son de destacar las esculturas y relieves en las entradas del edificio con figuras de leones, dragones y otras bestias fantásticas.

Monumento a Lisandro de la Torre


El monumento a Lisandro de la Torre se encuentra sobre la Av. Roque Saenz Peña y la intersección con la calle Esmeralda. Cerca de allí, en Esmeralda 22, se encontraba la casa de Lisandro de la Torre en Buenos Aires, donde se suicidó el 5 de enero de 1939.

Es la obra del escultor Carlos de la Cárcova. El artista Telmo Bertinat cuenta en su página web la siguiente anécdota sobre la obra:

"En el momento de hacer el monumento a Lisandro de la Torre le dije a De La Cárcova: «El Senador era de baja estatura y de contextura más gruesa» y me contestó que lo quería estilizado. Cuando lo hice (en todos los detalles bajo su dirección), Carlos quería que las dos extremos delanteros redondeados del saco estén en la misma altura y le dije que si levantaba el hombro del brazo derecho en voladizo (extendido porque el personaje estaba realizando la accion de sembrar), las dos puntas del saco nunca podrian estar a la misma altura y la respuesta de él fue: «como escultor sos un buen sastre». Mosquera Montaña que estaba presente siempre me decía:«¿cuándo me vas a hacer un buen traje?», y esa se convirtió en una broma frecuente."

Si bien la decisión de levantar un monumento a Lisandro de la Torre había sido adoptada por el Congreso durante la presidencia de Arturo U. Illía, fue la dictadura iniciada por Juan Carlos Onganía la que llevaría adelante el proyecto, en particular durante la presidencia de Alejandro A. Lanusse.

Fuente: telmobertinat.com.ar y Wikipedia

Monumento a Roque Saenz Peña


El monumento que recuerda a Roque Saenz Peña se encuentra en el cruce de la avenida que lleva y su nombre y la calle Florida. Está ubicado en la plazoleta Ciriaco Ortiz, apadrinada por Bank Boston.
La obra fue tallada en París por el argentino José Fioriavanti sobre un único bloque de piedra, mostrando un estilo art déco.
El presidente Agustín P. Justo asistió al acto de inauguración en agosto de 1936, con su ministro de Relaciones Exteriores, Carlos Saavedra Lamas, yerno de Sáenz Peña.
Fuente: argentinaturistica.com

viernes, 17 de diciembre de 2010

Edificio del Banco de Boston :: Actual Standard Bank







El Edificio First National Bank of Boston (conocido popularmente como Banco de Boston) es un edificio de oficinas de estilo neoplateresco construido para dicha entidad financiera en 1924, en la esquina de la Avenida Roque Sáenz Peña y las calles Florida y Bartolomé Mitre, en la city financiera de la ciudad de Buenos Aires. Actualmente es ocupado por el Standard Bank, que absorbió al BankBoston en 2004. El edificio se distingue por su portería en la esquina y la arquería y balaustradas del último piso, basadas en distintas obras representativas del plateresco español.
El First National Bank of Boston se instaló en Argentina el 14 de julio de 1917, y tuvo un gran crecimiento desde el principio gracias al pujante vínculo comercial entre Buenos Aires y Boston, por la exportación de lana y cueros.
El 26 de febrero de 1920 el lote de 1.709,139 m² sobre la Diagonal Norte en construcción, en su esquina nordeste con las calles Bartolomé Mitre y Florida, fue vendido en remate por la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires al Banco de Boston por la suma de m$s 2.325.885,99.
El banco contrató a los arquitectos Paul Bell Chambers y Louis Newbery Thomas para diseñar el edificio ciñéndose a expresos reclamos, y los primeros planos fueron presentados a la Municipalidad el 31 de diciembre de 1920. Sin embargo, numerosos proyectos fueron rechazados por esta última debido a la estricta normativa de fachadas, proporciones y dimensiones de los edificios elaborada para la Diagonal Norte.
Por insistencia del intendente Carlos M. Noel finalmente los planos definitivos fueron aprobados el 28 de diciembre de 1922. Las obras comenzaron en junio de 1921 y terminaron en octubre de 1924, cuando fue finalmente inaugurado el edificio propiedad del First National Bank of Boston.
El 24 de diciembre de 1927 el militante anarquista Severino di Giovanni hizo detonar una bomba en el interior del banco, dañando al edificio seriamente.
En 2001, fue remodelado por el estudio de arquitectura Hampton-Rivoira, y su fachada fue restaurada, recibiendo el premio "obras de intervención en edificios de interés patrimonial" entregado por la Sociedad Central de Arquitectos. Con la crisis de diciembre de de ese año en la Argentina, cientos de ahorristas perjudicados por la medida económica conocida popularmente como el Corralito marcharon y se manifestaron en la puerta del BankBoston, exigiendo la devolución de sus ahorros retenidos. Desarrollando formas de protesta como los cacerolazos, solían golpear la puerta principal y pórtico del edificio, que resultó dañado. Durante mucho tiempo permaneció rodeando al BankBoston un perímetro hecho con paneles de chapa acanalada para evitar esta destrucción, aunque los manifestantes aprovecharon el material del vallado para hacerlo sonar con palos o cucharones.
El edificio debió ceñirse a la normativa de fachada impuesta por la Municipalidad, con una altura de 8 metros sobre la vereda para el nivel del 1º piso, 33 metros hasta la cornisa y 36 a la parte superior del ático. Contó con 12 plantas: sub-subuelo, subsuelo, planta baja, entrepiso (todos ocupados por el banco), y 8 pisos superiores destinados a oficinas de alquiler.
Colaboraron los arquitectos York y Sawyer, los ingenieros fueron la firma Stone y Webster, representada por el ingeniero Thomas Thornburg en cuanto a la construcción y el ingeniero Harry Reed en las instalaciones mecánicas. Para el esqueleto del edificio usaron 1.650 toneladas de acero traídas de los Estados Unidos y 6.120 m³ de cemento armado, para pisos y techos.
El edificio se caracteriza por su fachada neoplateresca de 115 metros de extensión, diseñada en homenaje al renacimiento español, con esculturas inspiradas en el Convento de San Marcos, en León y en la Librería de la Catedral, en Santiago. La arcada de la esquina de la calle Florida, de 17 metros de altura, está inspirada en el Hospital de Santa Cruz de Toledo, construida en el siglo XVI. En la misma ochava, remata una cúpula circular con tejas coloniales españolas de color rojo ladrillo.
La entrada está hecha en Inglaterra, en gran parte con bronce, y pesa 4 toneladas. El pórtico de la ochava fue hecho en 400 toneladas de piedra calcárea Indiana Limestone que fueron extraídas de Bedford, Indiana, y se tallaron en New York en cuatro meses. Hasta el primer piso se trabajó la decoración del frente en granito de Cosquín, Córdoba, y el resto del mismo fue hecho en revoque piedra artificial blanco compuesto por piedra Mar del Plata molida y cemento portland blanco.
Se colocó un sistema de iluminación exterior decorativa para realzar la fachada en días festivos.
Fuente: Wikipedia


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Edificio del Banco Popular Argentino :: Actual HSBC Sucursal Florida




La Casa Matriz del Banco Popular Argentino es un notable edificio de la city financiera del barrio de San Nicolás, en la ciudad de Buenos Aires. Se encuentra en la esquina nordeste de las calles Florida y Tte. Gral. Juan D. Perón, y se distingue a la distancia por su llamativa cúpula.
El Banco Popular Argentino fue fundado en 1887, y su sede original se encontraba en la calle San Martín. Luego de pasar por distintos edificios, en 1925 las autoridades del banco llamaron a un concurso de proyectos para levantar la casa matriz de la entidad, considerando la importancia y dimensiones que ésta había adquirido.
El directorio, formado por Américo Alivetti, Horacio Ferrari y Justo Sáenz, asesorados por el ingeniero Pedro Vinnent, designaron como miembros del jurado a los señores José Molinari, Justo Sáenz y Horacio Ferrari, a los ingenieros Pedro Vinent y Carlos Agote y al arquitecto Alejandro Christophersen.
Actualmente las dependencias del banco son ocupadas por una sucursal del HSBC.
Fuente: Wikipedia


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Galeria Mitre :: Tienda Falabella






Galería Mitre, ubicado en Florida 343, es una galería comercial que funciona como sucursal de la tienda Falabella. Con su estilo inspirado en el barroco jesuita es un edificio con una ornamentación única en la zona.
Las molduras y figuras que se presentan en la fachada están inspiradas en el arte que los indígenas de las misiones jesuíticas del norte del país desarrollaron en el 1580.
El espacio que hoy ocupa la galería se generó unificando los terrenos que antes ocupaban dos antiguos edificios adyacentes pertenecientes al diario La Nación: el de la calle San Martín, que fue demolido totalmente para dar lugar a la torre, y del de la calle Florida, que a pesar de conservar su fachada, perdió todos sus interiores originales.
El edificio de Florida fue construido en 1930 por el arquitecto Estanislao Pirovano.

Palacio Haedo :: Administración de Parques Nacionales



El Palacio Haedo es la más antigua residencia aristocrática en pie en el entorno de la Plaza San Martín, en Buenos Aires.
Actualmente funciona como sede de la Administración de Parques Nacionales (APN).
La historia del Palacio Haedo es poco precisa, y apenas se sabe que fue construido en la década de 1870 para la familia Haedo. Por esos tiempos, la zona del Retiro (conocida por ese nombre ya en el siglo XVII) comenzaba a ser poblada de las residencias de las familias de clase alta, un proceso de migración desde el casco histórico de Buenos Aires que se aceleró luego de la epidemia de fiebre amarilla de 1871.
Se desconoce la identidad del arquitecto de esta casona, pero existe registro de que Reynaldo Villar compró el edificio el 18 de julio de 1881, siendo su segundo ocupante. Más tarde, Dominga Villar y Cristina Manuela Villar de del Viso heredarían la residencia. Décadas más tarde, el Palacio Haedo sería comprado por el Banco Popular Argentino.
El Estado Nacional adquirió al Banco Popular el edificio, el 6 de Octubre de 1942, para transformarlo en sede de la aún joven Administración de Parques Nacionales. En ese momento, los arquitectos Passeron y Brizuela se hicieron cargo de la remodelación del inmueble para adecuarlo a su nueva función, y la obra fue realizada por la constructora de L. Schiappapietra y Hermanos.
En 1999, una empresa privada ofertó al Ministerio de Economía una cifra para adquirir el edificio, ante lo cual los trabajadores de Parques Nacionales se movilizaron y evitaron la venta. En 2001, mediante la Ley 25.427, el Palacio Haedo fue declarado Monumento Histórico Nacional.

Fuente: Wikipedia

Palacio Paz :: Círculo Militar




El palacio paz es la actual sede del Círculo Militar en la Ciudad de Buenos Aires, el conjunto de residencias particulares construídas en esta ciudad a fines del siglo XIX y principios del XX tuvo características únicas por su variedad y calidad. Entre las que aún quedan en pie ninguna es comparable a la actual sede del Círculo Militar. Este palacio puede ser considerado el más notable y acabado ejemplo de residencia urbana construída para ese tiempo. Fue diseñado por el arquitecto francés Louis-Marie Henri Sortais (1860-1911) para el doctor José C. Paz a principios de siglo quien como otros argentinos de su época vivía por largos periodos en París. Su construcción se llevó adelante entre los años 1902 y 1914.

Dos años antes de la inauguración del palacio falleció el doctor José C. Paz en Mónaco por lo cual nunca llegó a habitarlo, pero si lo hicieron su esposa e hijos.
El edificio está compuesto por tres alas y un gran jardín interno. La fachada principal se asemeja a los típicos castillos franceses, esta majestuosidad externa se confirma con su lujo interior que puede ser apreciado en las visitas guiadas que organiza el personal especializado del palacio.

El palacio fue construído como vivienda familiar, contando con cuatro plantas y una superficie total cubierta de 12.000 m2. La terminación del edificio estuvo a cargo del ingeniero Carlos Agote. El edificio originalmente contaba con residencias para el doctor y cada uno de sus hijos. El modelo utilizado para la composición general del palacio fue el Castillo de Chantilly reconstruído por Honoré Daumet maestro de Sortais.

El conjunto de salones de la planta principal aparece ocmo un ecléctico muestrario de estilos históricos franceses reelaborados en el espíritu de la época. La Gran Galería de Honor y el Comedor Principal se inspiran en el Renacimiento francés. El Salón de Baile en cambio es de estilo Regencia. En otros salones más pequeños encontramos estilos Luis XVI e Imperio. Lo más imponente es la gran Galería de honor que conduce al Gran Hall de Honor este recinto de imponentes dimensiones circular y coronado con una cúpula imponente.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Edificio en Viamonte 740





Este edificio ubicado en Viamonte 740 es obra de los arquitectos Peró y Torres Armengol (1924).

Es interesante prestar atención a las figuras que se destacan en el último piso, a la cadena de unión que decora la fachada y a la singular entrada.

Monumento a Esteban Echeverría



Monumento ubicado en la Plazoleta Juvenilla, en Av. Santa Fe y Florida.

A comienzos de siglo, Enrique de Vedia, rector del Colegio Nacional Central, hoy Nacional Buenos Aires, propuso erigir una estatua a Esteban Echeverría. El aspecto económico fue una dificultad, por lo que se acudió al escultor barcelonés Torcuato Tasso, quién por reconocimiento al país que lo había acogido, lo realizó gratis.

Esteban Echeverría vio la luz en Buenos Aires el 2 de septiembre de 1805. Era hijo de la argentina doña María Espinosa y del vasco español José Domingo Echeverría. Durante su primera infancia perdió a su madre. Estudia varios años en el Colegio de Ciencias Morales; lo abandona a fines de 1823, a pesar de haber sido estudiante aplicado. Ingresa como dependiente en la fuerte casa comercial Lezica Hermanos. Como su primera juventud fue en extremo borrascosa y desarreglada, resuelve regenerarse moralmente y completar su educación en Europa.

Esa ausencia de la patria (1825-1830) le es muy provechosa. En París sigue los cursos más variados, se familiariza con las tendencias literarias ideológicas en boga, forma una sólida cultura de carácter enciclopédico y se asimila infinidad de obras en francés e inglés. Con ese importante bagaje retorna a la ciudad natal (junio de 1830) totalmente transformado. Introduce en el Plata el romanticismo literario, suscitando una fecunda renovación, y formula la doctrina del liberalismo político, impregnado de altas preocupaciones sociales y pedagógicas.

En 1831 publica sus primeros versos en diarios porteños, por más que en el viejo continente se ejercitara en escribirlos. En 1832 aparece anónimamente su poema Elvira. La indiferencia con que se le recibe contrasta con el desbordante entusiasmo y la cálida simpatía que suscitan después los Consuelos (1834) y sus Rimas (1837), donde inserta la Cautiva, su mejor obra en verso.

En 1837  se abre el Salón Literario en la librería de don Marco Sastre, el futuro educacionista y autor de Tempe Argentino. En el Salón se leen trabajos, se diserta y discute. Echeverría es uno de sus grandes animadores.
Como Rosas ordena la clausura del Salón, Echeverría funda en su reemplazo una sociedad secreta, la Asociación de Mayo, a la manera de la Joven Italia, de Mazzini. El propio Echeverría y otros miembros conspicuos señalan el año 1837 como el de la fundación de la nombrada sociedad, pero investigaciones recientes permites establecer que tal cosa acaece recién el 8 de julio de 1838. La Asociación tiene filiales en las provincias de Córdoba, Tucumán y San Juan. En sus filas militan la mayoría de los hombres que volvieron a organizar la República después de Caseros, sobre la base de los principios expuestos en su seno por Echeverría, y desarrollados en el Dogma Socialista obra publicada en el Indicador, de Montevideo, el 1° de enero de 1839, y tirada aparte, con algunas modificaciones, en 1846, en la capital uruguaya, precedida de la Ojeada Retrospectiva.

Durante algún tiempo Echeverría se dedica a las tareas rurales en su estancia "Los Talas", cerca de Luján. Era una temeridad quedarse por más tiempo en el país. Entonces emigra al Uruguay (fines de 1840). Inicia también en entre nosotros los estudios de sociología y economía americanas y los de estética literaria. Del resto de su producción cabe mencionar especialmente su espléndido cuanto realista El matadero, el primero en su género escrito en el Plata, y su Manual de Enseñanza Moral para las escuelas primarias (1846).

Desde la adolescencia tiene que luchar contra la enfermedad. Sufre continuamente de los nervios y lo persigue su afección cardíaca. Su salud se agrava considerablemente en 1851. Una dolencia pulmonar lo lleva a la tumba en Montevideo el 19 de enero de dicho año. Las obras completas de Echeverría fueron compiladas por su entrañable amigo, don Juan María Gutiérrez, en Buenos Aires (1870-1874).

Fuente: Wikipedia y buenosaires.gov.ar