Buenos Aires posee un patrimonio arquitectónico desconcertante y sugestivo. Las múltiples fuentes de inspiración y la tendencia local a la reelaboración consolidaron en los dos últimos siglos una herencia artística vasta y ecléctica. Este blog pretende mostrar a través de fotografías algunos de esos detalles que suelen escaparse a quien camina sin mirar por donde pasa.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Monumento a Esteban Echeverría



Monumento ubicado en la Plazoleta Juvenilla, en Av. Santa Fe y Florida.

A comienzos de siglo, Enrique de Vedia, rector del Colegio Nacional Central, hoy Nacional Buenos Aires, propuso erigir una estatua a Esteban Echeverría. El aspecto económico fue una dificultad, por lo que se acudió al escultor barcelonés Torcuato Tasso, quién por reconocimiento al país que lo había acogido, lo realizó gratis.

Esteban Echeverría vio la luz en Buenos Aires el 2 de septiembre de 1805. Era hijo de la argentina doña María Espinosa y del vasco español José Domingo Echeverría. Durante su primera infancia perdió a su madre. Estudia varios años en el Colegio de Ciencias Morales; lo abandona a fines de 1823, a pesar de haber sido estudiante aplicado. Ingresa como dependiente en la fuerte casa comercial Lezica Hermanos. Como su primera juventud fue en extremo borrascosa y desarreglada, resuelve regenerarse moralmente y completar su educación en Europa.

Esa ausencia de la patria (1825-1830) le es muy provechosa. En París sigue los cursos más variados, se familiariza con las tendencias literarias ideológicas en boga, forma una sólida cultura de carácter enciclopédico y se asimila infinidad de obras en francés e inglés. Con ese importante bagaje retorna a la ciudad natal (junio de 1830) totalmente transformado. Introduce en el Plata el romanticismo literario, suscitando una fecunda renovación, y formula la doctrina del liberalismo político, impregnado de altas preocupaciones sociales y pedagógicas.

En 1831 publica sus primeros versos en diarios porteños, por más que en el viejo continente se ejercitara en escribirlos. En 1832 aparece anónimamente su poema Elvira. La indiferencia con que se le recibe contrasta con el desbordante entusiasmo y la cálida simpatía que suscitan después los Consuelos (1834) y sus Rimas (1837), donde inserta la Cautiva, su mejor obra en verso.

En 1837  se abre el Salón Literario en la librería de don Marco Sastre, el futuro educacionista y autor de Tempe Argentino. En el Salón se leen trabajos, se diserta y discute. Echeverría es uno de sus grandes animadores.
Como Rosas ordena la clausura del Salón, Echeverría funda en su reemplazo una sociedad secreta, la Asociación de Mayo, a la manera de la Joven Italia, de Mazzini. El propio Echeverría y otros miembros conspicuos señalan el año 1837 como el de la fundación de la nombrada sociedad, pero investigaciones recientes permites establecer que tal cosa acaece recién el 8 de julio de 1838. La Asociación tiene filiales en las provincias de Córdoba, Tucumán y San Juan. En sus filas militan la mayoría de los hombres que volvieron a organizar la República después de Caseros, sobre la base de los principios expuestos en su seno por Echeverría, y desarrollados en el Dogma Socialista obra publicada en el Indicador, de Montevideo, el 1° de enero de 1839, y tirada aparte, con algunas modificaciones, en 1846, en la capital uruguaya, precedida de la Ojeada Retrospectiva.

Durante algún tiempo Echeverría se dedica a las tareas rurales en su estancia "Los Talas", cerca de Luján. Era una temeridad quedarse por más tiempo en el país. Entonces emigra al Uruguay (fines de 1840). Inicia también en entre nosotros los estudios de sociología y economía americanas y los de estética literaria. Del resto de su producción cabe mencionar especialmente su espléndido cuanto realista El matadero, el primero en su género escrito en el Plata, y su Manual de Enseñanza Moral para las escuelas primarias (1846).

Desde la adolescencia tiene que luchar contra la enfermedad. Sufre continuamente de los nervios y lo persigue su afección cardíaca. Su salud se agrava considerablemente en 1851. Una dolencia pulmonar lo lleva a la tumba en Montevideo el 19 de enero de dicho año. Las obras completas de Echeverría fueron compiladas por su entrañable amigo, don Juan María Gutiérrez, en Buenos Aires (1870-1874).

Fuente: Wikipedia y buenosaires.gov.ar

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