Buenos Aires posee un patrimonio arquitectónico desconcertante y sugestivo. Las múltiples fuentes de inspiración y la tendencia local a la reelaboración consolidaron en los dos últimos siglos una herencia artística vasta y ecléctica. Este blog pretende mostrar a través de fotografías algunos de esos detalles que suelen escaparse a quien camina sin mirar por donde pasa.

viernes, 20 de abril de 2012

Monumento al General Juan Lavalle



El monumento al General Juan Galo Lavalle, obra del escultor italiano Pietro Costa, está ubicada en Plaza Lavalle frente al Palacio de Tribunales y a pocos metros del Teatro Colón en Lavalle, Tucumán, Libertad y Av. Córdoba, fue inaugurada el 18 de Diciembre de 1887. Está erigida frente al solar donde vivía la familia Dorrego.
Es una escultura de mármol apoyada sobre una columna de estilo dórico, del mismo material, que nace sobre un torreón de mampostería revestido en piedra arenisca que se encuentra rodeado por los escudos de mármol de las catorce provincias del Río de la Plata. La base cuadrangular inferior a la columna ostenta leyendas alusivas al prócer, encontrándose su parte inferior ornamentado por una guirnalda circular de roble y laurel, también de mármol. La altura aproximada del monumento es de 26,00 m.
Es la única torre estatuaria de la ciudad de Buenos Aires. Está rodeado por los escudos de las primeras 14 provincias argentinas.
Juan Galo Lavalle fue un político y militar en las batallas por la independencia. Descendiente directo del conquistador de México Hernán Cortés, Lavalle nació en Buenos Aires en 1797 y murió, luchando contra el gobernador Juan Manuel de Rosas, en 1841.

sábado, 14 de abril de 2012

Panteón de los Caídos en la Revolución del Parque :: Cementerio de la Recoleta



En el cementerio de la Recoleta se encuentra el panteón de los caídos en la Revolución del Parque de 1890, donde están enterrados los ex jefes de Estado radical, Raúl Alfonsín, Hipólito Irigoyen, Arturo Illia y los del fundador de la Unión Cívica, Leandro Alem.
El panteón posee una escultura, obra del belga Emilio Contillion, que representa a una figura alada de la República sosteniendo a una víctima. Debajo hay 5 combatientes civiles y militares del pronunciamiento derrotado por las armas, aunque impulsor del primer movimiento popular de la Argentina.
El panteón de los caídos de la Revolución del Parque fue levantado para honrar a los muertos de la acción política, que fracasó, pero que obligó a la renuncia del presidente Juárez Celman y, en su lugar, asumió Carlos Pellegrini.
Los muertos de aquella jornada del 26 de julio de 1890 no están precisados, algunas fuentes hablan de 150 caídos, pero otras aseguran que hubo 300.
La Revolución del Parque, reivindicada por el radicalismo como el hecho partidario fundante, fue encabezada por Alem, Bartolomé Mitre, Aristóbulo del Valle, Bernardo de Irigoyen y Francisco Barroetaveña.


Monumento a Alberto Olmedo y Javier Portales



Hilvanaban diálogos desopilantes, cargados de ironía y sarcasmo. Trajeados y dándose aires de distinción, “Los periodistas” Borges y Alvarez le daban rienda suelta a charlas que arrancaban cultas e inevitablemente terminaban derrapando. Como si el tiempo no hubiera pasado, y como si de alguna forma pudieran revivirse esos viejos tiempos, desde ayer, una escultura los honra en Corrientes y Uruguay. Sentados en un sillón, cruzados de piernas y con las sonrisas pícaras que Alberto Olmedo y Javier Portales les imprimían a sus personajes en “No toca botón”, el último gran éxito del Negro en la televisión.
De espaldas al Obelisco , con una perspectiva inmejorable para las fotos y con un espacio entre ambos, así fueron concebidos Borges y Alvarez por el escultor Fernando Pugliese, que la hizo en fibra de vidrio y resina epoxi. Entre ambos apareció sentado el Jefe de Gobierno, Mauricio Macri, cuando se descubrió la escultura. Macri, que se confesó fanático de Olmedo, arrancó con varias frases que se volvieron inolvidables en los personajes del Negro. “Quiero ser el primero que realice el sueño de sentarse entre Alvarez y Borges”, afirmó Macri, que estuvo acompañado por el Ministro de Ambiente y Espacio Público, Diego Santilli, y el de Cultura, Hernán Lombardi. Juntos le entregaron una plaqueta a Celia Sofovich, viuda de Hugo, creador de “No toca botón”.
“Es el homenaje que le faltaba al gran capocómico de la Argentina”, dijo Susana Romero , que fue parte del tributo junto a otras “chicas Olmedo” como Divina Gloria, Adriana Brodsky, Susana Traverso, Beatriz Salomón y Silvia Pérez . Todas rodearon a Borges y a Alvarez para sacarse fotos. Y después se fueron a comer a Edelweiss. También estuvieron Nancy Herrera, su última mujer, y los hijos del rosarino, que se robó el protagonismo de una presentación en la que no estaba solo: Portales, quizá más que Porcel u otros, fue su gran partenaire.
Como “las chicas”, nadie quiso dejar pasar la oportunidad de sentarse entre los cómicos. “Me impresionó y me emocionó tanto la calidad de la escultura que me dieron ganas de abrazarlos”, confesó Gerardo Sofovich, que junto a su hermano Hugo escribió para el Negro en varias oportunidades, y aseguró que le gustaría ver la sorpresa en la gente al “verlos ahí sentados” a partir de hoy.
La escultura está a unas cuadras de otro monumento que homenajea a Olmedo casi en la esquina de Callao, en la vereda del teatro Alfil. Hay una parecida en el Barrio Pichincha, de Rosario, donde Olmedo está sentado solo, y otra en Mar del Plata, frente al edificio en el que murió en marzo de 1988.
Verlos en Corrientes y Uruguay, a partir de ahora, servirá para recordarlos actuando. En YouTube se multiplican los videos del ciclo que en 1986 emitía Canal 11. Ahí están, siguiendo el guión al pie de la letra o improvisando, para que el segmento, que debía durar 18 minutos según los libros, se extendiera hasta superar la media hora. El que más se apartaba de la letra era Olmedo. Pero Portales, que lo conocía y mucho, le adivinaba las intenciones, le devolvía las paredes y le facilitaba los remates. “Para mí fue como una escuela de improvisación que usé después en mi carrera”, contó ayer Silvia Pérez. La actriz participaba del sketch y soportaba estoica los chistes y los apretones de Borges y Alvarez, dos personajes inolvidables de la historia de la televisión argentina que desde ayer tienen un lugar bien ganado en la calle Corrientes.
Fuente: clarin.com.ar

Edificio en Talcahuano 628



Edificio de vivienda colectiva con local comercial en planta baja ubicado en Talcahuano 628, entre Tucumán y Viamonte. El mismo es obra de Amilcar Durelli, arquitecto y Wayss & Freytag, empresa constructora.
Tiene once pisos de alto, en los dos primeros pisos, el frente es almohadillado y las barandas de los balcones en herrería artística. En el piso siguiente el balcón es corrido con balaustrada. Hacia arriba los balcones con diferentes formas le dan dinamismo a la fachada, y remata con buhardilla revestida de pizarra negra.
Fuente: bn.gov.ar

jueves, 5 de abril de 2012

Bar La Biela



En 1810, año de la Revolución de Mayo, y hasta 1816, los terrenos en donde hoy se ubica La Biela –Av. Quintana al 600– fueron propiedad de la Virreina Vieja, Doña Rafaela de Vera y Pintado, viuda de Joaquín del Pino, quien fue Virrey del Río de La Plata entre 1801 y 1804.
La fiebre amarilla, durante la década del 70 del siglo XIX, hizo que las familias pudientes de San Telmo emigraran hacia el otro extremo de la ciudad, instalándose progresivamente en La Recoleta. Así, se a poco, la identidad del barrio fue cambiando, que pasó a ser uno de los sitios más aristocráticos de la ciudad.
Hacia 1950, un grupo de jóvenes amante de la velocidad de sus vehículos motorizados decidieron organizar “picadas” de autos en distintos lugares de la ciudad. Uno se ellos fue la mismísma Recoleta.
El señor Carlos Gutiérrez, hoy gerente, empezó a trabajar en La Biela (Quintana 596) hace 45 años, en 1966, cuando la peatonal Roberto Ortiz no existía y la esquina era Junín, frente a la parada del 17.
Al año siguiente iniciaron la primera transformación del antiguo cafetín y abrieron al lado, sobre Quintana, la confitería “paqueta” y restaurante La Biela, que tenía cartel visible, mantelería de hilo y era comparado por su cocina con la del cercano Alvear Palace y con el Plaza.
Así fue hasta el 94, cuando Gutiérrez y asociados unificaron los locales (“era un lío tremendo, dos brigadas de mozos, dos cajas”) y llegó la reforma que se mantiene hasta hoy, con maderas claras y ventiladores de techo. “Usted puede venir aquí a hacer sus reuniones de trabajo o de lo que sea a su mesa que nadie va a estar escuchando lo que dice. Aquí hay clientes que vienen hasta seis o siete veces por día. Así funciona.
El origen del nombre, se sabe: el playboy y corredor de autos Roberto “Bitito“ Mieres picaba a gran velocidad y arriesgada pericia en una tarde imprecisa de los 50. Exigido su auto, fundió una biela. La sacó, entró al bar y dijo a los mozos asombrados: “Esto, gallegos, es una biela”. Y así fue.
Del Alvear llegaba la clientela de huéspedes famosos, como la legendaria cantante italiana Mina, o el presidente también de Italia Sandro Pertini, o Alain Delon, o Serrat, “que se levantaba a escuchar los partidos de Boca por la radio junto los mozos”, o el bailarín Rudolf Nureyev, o Cristina Onassis y los pilotos de Fórmula 1 que venían al Gran Premio: Jackie Stewart, Nikki Lauda, Emerson Fittipaldi.
Así, este bar, donde actulamente concurren los más recocidos personajes del mundo político y artístico, se hizo mundialmente conocido sobre todo para los amantes de los automóviles. Incluso fue una sede improvisada de la Asociación Argentina de Automóviles Sport, cuando los fanáticos del volante le decían “La Secretaría”.
Finalmente, en 1999, La Biela fue declarada como Sitio de Interés Cultural por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires.
 Fuente: Soybuenosaires.com.ar

domingo, 1 de abril de 2012

Monumento al Gral. Carlos Maria de Alvear



El monumento ecuestre a Carlos María de Alvear, se encuentra en la ciudad de Buenos Aires, en las intersecciones de la calle Posadas y la Av. Alvear, en el barrio de Recoleta. Está ubicado en la Plaza Julio de Caro, plaza que se encuentra al otro lado de la Avenida Alvear, justo al costado de la Plaza Intendente Alvear, exactamente enfrente de la obra que honra a su hijo Torcuato de Alvear.
Se trata de una obra del escultor francés Antoine Bourdelle, quien fuera discípulo y colaborador de Rodin, y está considerado por el propio autor como su obra maestra dentro de los grandes monumentos.
El autor demoró 10 años en terminar la obra. Una vez acabado el monumento fue enviado a Buenos Aires desde Francia por el autor en el año 1925 y se encuentra en su ubicación actual desde el 16 de octubre de 1926.
En la obra se ve al Gral. Carlos María de Alvear montado sobre un esbelto caballo, con su mano derecha en alto, mientras que la izquierda sujeta su cabalgadura. En 1926 se inauguraba en la ciudad de Buenos Aires esta grandiosa obra, que descansa sobre un pedestal de granito pulido obra del arquitecto Alejandro Bustillo de 13 metros de altura sobre el cual reina un impactante caballo realizado íntegramente en bronce. Sobre los ángulos de su base se destacan tres figuras que representan a “La Libertad”, “La Victoria”, “La Fuerza” y “La Elocuencia”.
Es un homenaje a Carlos María de Alvear (1789-1852), quien fuera un polémico militar y político argentino, fue abuelo de Torcuato de Alvear, primer intendente de la Ciudad de Buenos Aires. Adicionalmente Carlos María de Alvear fue el 2° Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata durante el año 1815.
Carlos María de Alvear ha sido hombre fundamental para el General San Martín con su valiosa colaboración en la creación del Regimiento de Granaderos a caballo. Fue presidente de la Asamblea del año XIII, luego Director de las Provincias Unidas del Rio de la Plata. Muere en Estados Unidos en 1852.
La obra fue entregada al gobierno argentino en un acto presidido por el Ministro de Bellas Artes de Francia que se realizara en 1923 en el Salón de las Tullerías de París, e inaugurado el 16 de octubre de 1926. De la ceremonia -que encabezó el presidente Marcelo T. de Alvear, nieto del prócer- participaron representantes diplomáticos de América y de Europa, además de una multitud calculada en alrededor de 100.000 personas. Hubo varios discursos y un desfile a cargo del Colegio Militar de la Nación.
El monumento además conmemora la Batalla de Ituzaingó en la que se enfrentaron los ejércitos uruguayo-argentinos con el de Brasil.
Fuente: Wikipedia