Buenos Aires posee un patrimonio arquitectónico desconcertante y sugestivo. Las múltiples fuentes de inspiración y la tendencia local a la reelaboración consolidaron en los dos últimos siglos una herencia artística vasta y ecléctica. Este blog pretende mostrar a través de fotografías algunos de esos detalles que suelen escaparse a quien camina sin mirar por donde pasa.

domingo, 24 de abril de 2011

Bar de Cao




En Av. Independencia 2400 (esquina Matheu), en el barrio de Balvanera, se encuentra este histórico restaurante, donde se sirve una de las mejores picadas de Buenos Aires. La historia de Bar de Cao se empezó a escribir en 1915, cuando los hermanos Cao abrieron un despacho de bebidas alcohólicas y comida. En 2005, el lugar fue restaurado y reinaugurado por sus actuales dueños, también propietarios de Bar El Federal.

De principios del siglo XX, el local conserva el mostrador, la puerta de entrada, las grandes vitrinas y las baldosas que decoran el piso. Una chapa enlozada en blanco y azul es testimonio de esa época, así como las mesas, las heladeras antiguas, y la estantería, poblada de botellas cubiertas de polvo, ubicada detrás de la barra. El espíritu del local original se mantuvo a pesar de las modificaciones hechas cuando se instaló el café.

El trabajo de restauración que se realizó es notable. “La gente queda fascinada por el estilo del bar y por objetos como la fideera, que es una de las pocas de aquella época que se encuentran en Buenos Aires”, cuenta Guillermo Pérez Bravo, artista plástico y encargado del restaurante.

El salón, con mesas y sillas de madera; exhibe antiguos carteles de Coca-Cola, Hesperidina y Cinzano y retratos de artistas como Mariano Mores, Carlos Gardel u Osvaldo Pugliese. Las ventanas y las vitrinas están decoradas con clásicos fileteados porteños que pintó el propio Pérez Bravo. Al fondo, se instaló un espacio dedicado a las artes plásticas, donde hay exposiciones que se renuevan cada 15 días. Bar de Cao también cuenta con mesas en la vereda, ideales para los fumadores y para quienes quieran observar el movimiento del barrio.

El restaurante se destaca no sólo por su llamativa ambientación sino también por sus famosas picadas. Los entendidos recomiendan las opulentas Cao y Gran Cao (para 3 o 4 personas), que incluyen tortilla, leberwurst y jamón crudo del mejor, entre otros ingredientes. Algunos de los fiambres que se utilizan en las picadas se encuentran a la vista del público: del techo del local cuelgan jamones, salamines y cantimpalos, como en los viejos almacenes.

Para acompañar, se aconsejan las cervezas artesanales en sus versiones rubia, negra y roja, que son elaboradas exclusivamente para Bar de Cao. Por supuesto, también se puede disfrutar de las picadas con algún vino o aperitivos clásicos como el fernet o el Pineral.

La carta también incluye platos tradicionales de la cocina porteña; por ejemplo, pollo, lomo (puede ser acompañado por alguna ensalada especial) y pastas artesanales elaboradas en el lugar. Son imperdibles los ravioles de pavita con salsa de champiñones, los de calabaza y ricota y los tallarines. Para el postre, las opciones más lucidas son el strudel de manzana, los cuadraditos de limón y el infaltable flan con crema.

“Al mediodía, vienen muchas personas que trabajan por aquí. De noche, en cambio, se llena de jóvenes. Muchos se acercan por curiosidad. No existen demasiados lugares como éste”, concluye Pérez Bravo.

Fuente: revistag7.com


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