Julián Chavero, Leandro Quintanilla, Gastón Amato y Lionel Díaz conforman un grupo de amigos que viven en Mar del Plata. Pero tienen algo más en común: son fanáticos de Diego Maradona y son los creadores del primer monumento en el mundo que homenajea al dueño de la camiseta número 10 de la selección argentina. Juntos tuvieron un sueño, y hoy se hizo realidad.
Ellos querían homenajear a Maradona en vida. Querían agradecerle tantas alegrías. Luego de pensar la mejor forma de hacerlo, coincidieron en que dedicarle un monumento hecho con el aporte de la gente era la mejor opción. Y comenzaron a escribir esta historia. Pensaron todos los detalles, investigaron, analizaron fotos y videos. Y plasmaron todo eso en un monumento único.
La construcción de la obra fue confiada a Elizabeth Eichorn (Profesora de Artes Visuales y Técnico Ceramista de la Ciudad de Mar del Plata), destacada y reconocida profesional cuya especialidad es el retrato en esculturas. Poco a poco fueron dándole forma. Cuidando cada detalle: los anillos, las “pulseras cábala”, la camiseta del 86, la cinta de capitán, la pelota Jalisco, la postura, el gesto, la forma de atarse los cordones, el peinado, la altura de sus medias, las canilleras, la marca de sus botines… todo pensado, todo cuidado.
Este Maradona, con la base que lo sostiene, posee más de tres metros de altura, pesa más de 300 kg y está íntegramente realizado en fibro cemento, con terminación símil bronce y protegido con técnicas de conservación para que la obra no sufra el paso del tiempo.
El monumento es un homenaje pensado, financiado y producido por la gente, por los hinchas. Encarnados en Julián y sus amigos, y justificado en las cientos de personas de todo el mundo que hicieron su aporte para saldar los costos de la obra y formar parte de este original tributo. Detrás de este monumento hay sólo pasión, cariño, respeto.
Los autores de la obra saben que el deseo de Diego Maradona es que su estatua esté por siempre en Boca Juniors. En ese marco, Julián Chavero, como director del proyecto, anheló que el Museo de la Pasión Boquense fuese el destino final de su sueño. Allí quiso que esté, a disposición de la gente, a disposición de la pasión argentina.
Fuente: Museo de la Pasión Boquense
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