La Logia Hijos del Trabajo fue fundada en 1882 y tras varias mudanzas se instaló en su sede actual de San Antonio 814 en 1884 en el barrio de Barracas.
Los Hijos del Trabajo dejaron de existir en 1983, después de 101 años, cuando la Gran Logia Argentina de Libres y Aceptados Masones la disolvió porque sus actividades habían cesado de hecho. Hoy se encuentra nuevamente en actividad.
El templo fue consagrado en junio de 1890, después que la casa chorizo tuviera una extensiva renovación a manos del arquitecto Francisco Cabot y ganó la compleja distribución y decoración simbólica esencial al ritual masónico.
Básicamente, la casona chorizo mantuvo su zaguán con mayólicas caramelo y motivos floreales, con dos fajas negras que le dan carácter, y un segundo zaguán con percheros y salida vía una puerta de metal y vidrios al típico pasillo lateral hacia los fondos. La habitación del frente pasó a ser una suerte de antesala y el resto de los ambientes fue unificado para crear un gran ámbito, el templo en sí. La decoración interior, a cargo de Francisco Prato y del francés Claude Dive, es específica del uso del salón.
La fachada, como el interior, es un gran sistema simbólico.
Hasta hace unos pocos años el edificio estaba en ruinas, en un estado extremo de abandono y con sus pinturas y estucados arrasados por filtraciones y humedades. La salvación vino de la mano del programa Aquí Patrimonio, una idea que juntó las cabezas del gobierno porteño, la Corporación del Sur, la Secretaría de Infraestructura y Planeamiento de la ciudad, la Subsecretaría de Obras Públicas nacional y el Mercado de Hacienda.
La idea original de la obra en la Logia era reparar la fachada y consolidar techos para evitar males mayores. Pero la Corporación Buenos Aires Sur se enamoró del proyecto y decidió completarlo. Así, se realizaron reparaciones y restauraciones en el pasillo, la biblioteca, en la recepción y el gran salón ritual.
Fuente: Diario Página 12 (23 de octubre de 2004)
Fotografías obtenidas con una cámara Canon G11
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