martes, 25 de enero de 2011

Mausoleo del General Manuel Belgrano



El mausoleo del General Manuel Belgrano se encuentra en el atrio del templo de Santo Domingo, en la esquina de la Avenida Belgrano y Defensa. El creador de la bandera nacional murió el 20 de junio de 1820 en plena crisis político-militar, en la pobreza y el olvido de sus contemporáneos. Fue amortajado con el hábito albo de la orden dominicana y enterrado en el atrio de la iglesia y convento de Santo Domingo. Una sencilla losa con la leyenda “Aquí yace el general Belgrano” cubría su sepultura.
En el año 1895, los estudiantes de la Sección Sur del Colegio Nacional de Buenos Aires (después Colegio Nacional Bernardino Rivadavia), junto con los de la Escuela Nacional de Comercio, estaban preparando la velada para festejar la fiesta patria del 9 de julio. Uno de los estudiantes, Gabriel L. Souto, lanzó la idea de hacerle un mausoleo a Belgrano, que fuera el más hermoso de la ciudad. 
El 8 de julio se realizó la procesión cívica, que congregó gran número de jóvenes, sobre todo estudiantes. Recorrió la Avenida de Mayo desde la plaza Lorea, donde se organizó, hasta el monumento a Belgrano, en la Plaza de Mayo. Llegados antes la estatua de Belgrano, después que se escuchara el Himno Nacional, subió al pedestal Souto y en nombre de los estudiantes les habló llamando a la gratitud nacional a reparar el olvido que sufrían los restos mortales de Belgrano, sepultados humildemente en el atrio de la iglesia de Santo Domingo, e invitó al pueblo a que constituyera una comisión representativa para costear por suscripción pública un mausoleo que conservara los restos del héroe. Fueron los jóvenes quienes promovieron la formación de dos comisiones, una Comisión de Presidentes Honorarios y otra Ejecutiva, que sería la que tendría el peso efectivo de la tarea. La primera de estas dos Comisiones estaba formada por destacadas figuras de la vida pública argentina, tales como los ex-presidentes Bartolomé Mitre, Julio Argentino Roca y Carlos Pellegrini; Bernardo de Irigoyen, Vicente Fidel López, Carlos Guido Spano, el Obispo Auxiliar de Buenos Aires, Monseñor Agustín Boneo y Fray Marcelino Benavente. Mientras que la Comisión Ejecutiva tuvo como presidente a Gabriel Souto, el autor de la idea de erigir el mausoleo.

La suscripción pública que debería cerrarse en junio de 1896, reunió una cantidad considerable de fondos. A ello se sumó la acción del Congreso Nacional, que en 1896 sancionó la ley 3363, por la que daba un aporte de cincuenta mil pesos para la colecta. Su ejemplo fue seguido por las legislaturas de varias provincias. Otras instituciones, como el Ejército y la Armada, al igual que el comercio, asociaciones, escuelas y particulares contribuyeron con su aporte. La colecta siguió por más tiempo del fijado inicialmente y cuando se cerró había en caja 107.725 pesos con 25 centavos, suma muy importante para la época.

En el año 1896, los jóvenes promotores de la construcción del mausoleo de Belgrano, nombraron una Comisón compuesta por legisladores nacionales para que redactase la base del concurso para la ejecución de la obra. Esta estaba integrada por los Senadores Nacionales Bartolomé Mitre y Julio A. Roca, Doctor Carlos Pellegrini y Doctor Bernado de Irigoyen, y los Diputados Nacionales Doctor Manuel Mantilla, Doctor Benjamín Giménez, señor Mariano de Vedia y Doctor Adolfo Dávila.

Para la confección de los proyectos se invitó al concurso a escultores argentinos, italianos y franceses. Las Embajadas en Roma y en París se movilizaron para despertar el interés de los principales artistas del mundo. Aquí fueron asesores del jurado el arquitecto Dormal, el ingeniero Agrelo y el artista Eduardo Schiaffino. El trámite del concurso fue largo y engorroso, pero al fin la obra le fue adjudicada al escultor italiano Ettore Ximenes, quien la realizó, previas algunas modificaciones al proyecto original, y es la que hoy podemos admirar en el atrio de la iglesia del Convento de Santo Domingo.

La obra fue inaugurada el 20 de junio de 1903, siendo el General Julio Argentino Roca, presidente por segunda vez.

El mausoleo, desde el suelo hasta la parte superior del sarcófago, mide casi nueve metros. El basamento es de mármol de Carrara. Las estatuas laterales, que simbolizan “El Pensamiento” y “La Acción”, al igual que los bajorrelieves, son de bronce. Las cuatro estatuas de los ángeles están vaciadas en aluminio y la reja que rodea al mausoleo es de hierro. En la reja, también de hierro, que circunda el atrio se encuentra la llama votiva. El sarcófago está coronado por un yelmo que tiene un águila que simboliza la potencia más elevada, el genio y el heroísmo. Atendiendo al carácter polivalente del símbolo podemos decir que el águila alude a las alturas, al espíritu identificado con el sol y al principio espiritual. Tiene el ritmo de la nobleza heroica y de la actividad guerrera. Es el principio celestial en lucha con lo telúrico octónico. El águila conduce a las almas a la inmortalidad. En el cristianismo representa al mensajero celestial y según Dante es el pájaro de Dios.
El simbolismo de “El Pensamiento” alude al hombre comprometido con la producción intelectual, con la meditación y con el esfuerzo racional. Belgrano fue de profesión abogado, por vocación economista, siendo pionero en el desarrollo de la ciencia económica en el Río de la Plata. Ocupó el cargo de secretario del Consulado, institución económica de la que se valió para promover reformas que favoreciesen el desarrollo de la agricultura, las artesanías y el comercio. Se opuso al monopolio y reivindicó el libre comercio. Pero el imperio de las circunstancias hicieron de Belgrano un militar. “La Acción” alude a sus campañas militares. Los dos bajorrelieves evocan la creación de la bandera nacional y sus triunfos en las batallas de Tucumán (1812) y Salta (1813). Estos triunfos belgranianos permitieron a la revolución recuperar por segunda vez el Alto Perú (Bolivia) y proyectarse hacia la unidad americana.
Una cinta en el mausoleo dice “Studis Provehendis” (Proveedor de Estudios) con lo cual se alude al destino que Belgrano les dio a los 40.000 pesos con los cuales el gobierno le recompensó por sus victorias: Belgrano quiso que este dinero fuese destinado a la construcción de cuatro escuelas públicas en el interior del país. “El Pensamiento” y “La Acción” nos muestran la dimensión de un hombre que conjugaba los libros con la espada para liberar la América del Sur. Porque para ser libres no basta con la independencia por medio de las armas, sino que esta se afianza y consolida con la educación y la cultura de las nuevas generaciones. En la parte inferior de la escalinata del mausoleo se colocaron, en el transcurso de los años, diversas placas conmemorativas con que las distintas instituciones lo homenajean. Entre el mausoleo y la entrada principal de la basílica se encuentra un mástil para el pabellón nacional.
El Mausoleo de Manuel Belgrano fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1946. El mausoleo es una alegoría al noble guerrero y a su lucha abnegada por la libertad y la independencia.
Fuente: INSTITUTO NACIONAL BELGRANIANO, Belgrano. Los ideales de la patria. Buenos Aires, Manrique Zago ediciones, 1995, p.p.99-102.

3 comentarios:

  1. Esta bueno que en esta pagina se muestren distintos monumentos y edificios de la ciudad. Por suerte tenemos excelentes parques, bares y hoteles en buenos aires para conocerlos

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  2. Impresionante, gracias por compartir

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  3. Excelente publicación una de las mejores que he leido, un relato con gran precisión y nivel academico. Muy bueno felicitaciones. -que bueno que la inciativa del monumentose haya generado en un joven alumno. Arturo Villafañe. arturo.villafane@gmail.com

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