lunes, 10 de enero de 2011

El Viejo Almacén




Fundado por el gran Edmundo Rivero en una bella casa colonial del casco histórico, hoy es el lugar donde la música porteña guarda toda la historia de una época de guapos  y malevos, al son de los quejidos del bandoneón.
Durante el siglo XIX y comienzos del XX, los almacenes consistían en enormes locales, muchas veces con pisos de tierra, otras de madera sostenido por “tirantes”, con  largos mostradores; altísimas ventanas y puertas de madera con gruesos picaportes de hierro. El cliente podía encontrar la más amplia y surtida variedad de productos, generalmente guardados en enormes cajones de madera con amplias tapas en donde se almacenaba: yerba, azúcar, fideos, legumbres, caramelos, tornillos, clavos, etc.
También tenían una zona conocida como “tienda” donde se vendían botones; hilos; velas; faroles; herramientas, tabaco, naipes e incluso ropa de cama y lanas. Si las dimensiones del local lo permitían algunos almacenes contaban con un anexo para despachar bebidas alcohólicas.
Así fueron los orígenes del “Viejo Almacén”, hoy convertido en la casa  más tradicional del tango en Buenos Aires.  Ubicado en el casco histórico, en una de la esquina sin ochava en Balcarce e Independencia en el Barrio de San Telmo, fue declarado Sitio de Interés Cultural por el honorable Consejo Deliberante de Buenos Aires y es honrado con una estampilla emitida por el Correo Argentino a fines de la década del ‘80.
Su Historia
Allá por el 1798 se levanta un almacén de campaña. En 1840, en esa esquina de Arce (Independencia) y Concepción (Balcarce) comienzan los trabajos de ampliación del antiguo almacén para transformarse en el Hospital Británico.
El hospital se traslada y allí se instala la Aduana General de la Nación, una de las instituciones más antiguas del país. Cuando la Triple Alianza declara la Guerra al Paraguay, el recinto del antiguo almacén es utilizado para refugiar a los combatientes heridos o atacados por las pestes. Con la epidemia de fiebre amarilla, el edificio se utiliza como asilo de enfermos.
Con el correr del tiempo se convierte en un aguantadero de malevos, luego en prostíbulo y más tarde en un conventillo con un bar al frente, pasando a ser durante varios años un Almacén de Ramos Generales que vendía bebidas alcohólicas y diversas mercancías a vecinos y a marineros.
Años más tarde se convierte en el restaurante ruso “El Volga”. Cuando Edmundo L. Rivero conoce el edificio queda cautivado por su ubicación, estructura e historia. Finalmente el 9 de Mayo de 1969, este gran exponente de nuestra música ciudadana funda “El Viejo Almacén”.
Para elegir su nombre Edmundo se inspira en la letra del tango “Sentimiento Gaucho” de Caruso y Canaro que dice: “En un viejo almacén de Paseo Colón donde van los que tienen perdida la fe…”
Conocido también como “la catedral del tango” es la cita obligada en la ciudad de Buenos Aires para quienes quieren conocer más acerca de nuestra música y danza tradicional.
Entre sus espectadores más ilustres figuran los Reyes de España -Don Juan Carlos y Doña Sofía-, Marcello Mastroianni, Josephine Baker, Joan Manuel Serrat, Julio Cortázar  y el Premio Nobel Federico Leloir, entre otros.               
Como consecuencia de los vaivenes de la economía argentina, debe cerrar sus puertas en 1993; pero a principios del año 1996, reabre de la mano del empresario Luis H. Veiga quien decide convertir la tradicional tanguería  en un complejo gastronómico de nivel internacional donde se puede disfrutar de un show excelente.
El pasado lunes 11 de Mayo de 2009 la ciudad de Buenos Aires homenajeó al mítico almacén con la colocación de una placa conmemorativa por su 40º aniversario.
La casa de la esquina sin ochava
Arquitectónicamente “El Viejo Almacén” se encuadra dentro de las llamadas casas coloniales. La puerta de entrada se ubica sobre la calle Balcarce, flanqueada por dos ventanas con rejas: una sobre Balcarce y la otra sobre Independencia. En la parte posterior, mirando hacia arriba, sobre la puerta, y sobre las ventanas, sendos faroles. Arriba y a un costado de la entrada se observa la leyenda de hechura antigua: “Almacén”.
Conservando la belleza tradicional que lo caracterizó durante décadas, fue remodelado recientemente, convirtiéndose así en un espacio único en Buenos Aires: un edificio de tres pisos con salones que se pueden utilizar en exclusiva y/o por separado: Salón Lobby Biblioteca Boutique, Salón “Buenos Aires Querido” ubicado en el primer piso, Salón “Bandoneón” ubicado en el segundo piso, Salón Vip “Mirador” con terraza exclusiva en el tercer piso.
Abierto los 365 días del año, todas las noches a las 22 horas ofrece un tradicional show de tango liderado por cantantes de la talla de Virginia Luque y Hugo Marcel, acompañados por un sexteto y cuatro parejas de bailarines, más la participación del Grupo Antara (música del Altiplano).
Además es la única casa de tango que produce el “Buenos Aires Antiguo”, una obra que se desarrolla en la misma calle Balcarce, donde un grupo de actores vestidos con trajes de época recrean la dorada década de los ‘40, dando la bienvenida desde autos antiguos e interactuando con los asistentes.
Una esquina de Buenos Aires que encierra miles de recuerdos, anécdotas e historias de reconocidos personajes que ocuparon alguna vez una mesa.
Y nada mejor que las palabras del tango “Aquel Viejo Almacén”, de Juan Carlos Tavera –compositor y amigo de Edmundo Rivero- para transportarnos al pasado donde la magia del empedrado y los faroles, fueron el marco perfecto para entonar un melancólico tango:
“Fue una esquina mimada, paredón sin ochava,
recalada de amigos, de bohemios y tours”.~

1 comentario:

  1. Gracias!. Que bueno conocer la historia de cada rincón de esta Buenos Aires que enamora.

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